A pesar de vano intento no pudo evitar cerrar los ojos, relajarse, dejarse llevar, aquello le hacía sentir paz, era como volar por el cielo, ciertamente podía sentirlo, palparlo, si estuviese consciente diría que estaba volando. Hacía unos segundos que había escuchado una voz, no, era un grito, oh, no lo recordaba, no importaba, estaba en un sueño muy entretenido, ¡podía volar!
Emocionada abrió los ojos, sorprendida observó que el cielo la miraba, una mirada casi eterna, hasta que contempló que comenzaba a descender, un grito de pánico voló altamente en todas direcciones, un grito de frustración, de impotencia. Estiró la mano hacia el cielo como si el cielo pudiese agarrar su mano y salvarla, era una estupidez, esas cosas no eran posibles, el cielo no tenía manos y nadie vivía en él, de todas formas, su mano permaneció estirada esperando una respuesta.